La tecnología también marca la inversión de las grandes fortunas
Durante años, hablar de algoritmos y big data sonaba a cosa de fondos cuantitativos o inversores ‘techies’. Pero la revolución tecnológica ha llegado también a los despachos donde se gestionan grandes patrimonios. Firmas que mueven cientos de millones incorporan herramientas analíticas avanzadas para afinar estrategias, anticiparse a ciclos o detectar riesgos. La tecnología ya no es solo una promesa para el pequeño inversor, también se ha convertido en una aliada silenciosa –y cada vez más influyente– de las grandes fortunas.
En el capital privado, donde la información es limitada y los ciclos de inversión presentan una elevada complejidad, «aplicar modelos de previsión permite ganar precisión y control», señala Carlos De Andrés Pérez, director de asset management de BlueBull. Su equipo ha desarrollado una base de datos propia con más de 10.000 fondos clasificados por estrategia, tipo o geografía, sobre la que aplican algoritmos de aprendizaje automático para anticipar cómo las variables macroeconómicas afectan a los flujos de capital. Así logran adaptar cada programa a los objetivos del cliente con un nivel de detalle difícil de alcanzar por métodos tradicionales.