Que a Tesla le vaya bien es una buena noticia para todos
Durante el segundo trimestre del año, a pesar del parĂłn de la producciĂłn impuesto por las medidas de confinamiento derivadas de la pandemia de COVID-19, Tesla se las arreglĂł para que su producciĂłn total de vehĂculos alcanzase las 82,272 unidades y los envĂos superasen los 90,650, lo que supone Ăşnicamente un descenso de un 4.8% con respecto al trimestre anterior, que habĂa además supuesto un rĂ©cord para la compañĂa.
La noticia, que habĂa sido anticipada unos dĂas antes por la filtraciĂłn de memorandums internos de Elon Musk en los que primero pedĂa a sus empleados un esfuerzo extraordinario para alcanzar sus objetivos y despuĂ©s los felicitaba efusivamente, provocĂł una fuerte subida de las acciones de la compañĂa, que la llevaron a superar en valoraciĂłn a la Ăşnica empresa de automĂłviles tradicional que le quedaba por superar, Toyota, una predicciĂłn que ya lancĂ© en mi artĂculo anterior a principios de junio.
A todos los efectos, Tesla es ya la compañĂa automovilĂstica más valiosa del mundo, fundamentalmente gracias al hecho de parecerse muy poco a ellas y de comportarse mucho más como una compañĂa tecnolĂłgica que como una de transporte. Sus acciones multiplican ya por cinco el valor que tenĂan hace tan solo un año, algo que podrĂa ser visto como una burbuja de no ser porque la compañĂa sigue ejecutando al pie de la letra las predicciones de resultados y beneficios hechas por su CEO: el calificativo de «empresa sin beneficios» ya no se sostiene.
La compañĂa se ha convertido en el claro objetivo a batir por parte de una industria que llevaba demasiado tiempo sometida a un nivel de innovaciĂłn meramente testimonial e incremental. Todos los que decĂan aquello de «espera a que tal o cual compañĂa se ponga las pilas» van comprobando que la idea de que las compañĂas con cuyos modelos adornaban su habitaciĂłn de pequeños no consiguen de ninguna manera hacer la más mĂnima sombra a Tesla ni situarse siquiera lejanamente a su altura: de hecho, están tecnolĂłgicamente a más de seis años de distancia. Son las leyes que marca la explotaciĂłn sistemática de las economĂas de escala.
Mientras, el Tesla Model S se convierte en el primer y Ăşnico vehĂculo elĂ©ctrico que supera las 400 millas (643 km) de autonomĂa segĂşn las pruebas EPA y la compañĂa consigue disipar el infundado temor a la duraciĂłn de sus baterĂas, además de seguir explotando un modelo que suena como una autĂ©ntica garantĂa a los usuarios: mientras un vehĂculo tradicional es lo que compraste y asĂ se queda, un Tesla es una plataforma cuyo software continĂşa actualizándose y mejorando radicalmente sus prestaciones con el tiempo. Si incluimos el valor de la red de supercargadores y destination chargers en cada vez más sitios, la conclusiĂłn es meridianamente clara: los Ăşnicos que pierden con Tesla son sus estĂşpidos short sellers.
Pero además, el crecimiento de la compañĂa que consiguiĂł hacer sus vehĂculos elĂ©ctricos mejores, más divertidos de conducir y más apetecibles que los de combustiĂłn es bueno para todos. Tesla no está simplemente subiĂ©ndose a una tendencia que favorece a los vehĂculos elĂ©ctricos: ha sido claramente quien ha sido capaz, con no poco esfuerzo, de provocar esa tendencia. Contrariamente a lo que pretendĂan hacer creer las compañĂas petroleras, cada vehĂculo elĂ©ctrico mejora el medio ambiente y los niveles de poluciĂłn independientemente de la forma en la que se haya obtenido la energĂa con la que se recarga y de cĂłmo haya sido fabricado. El futuro del automĂłvil es elĂ©ctrico, autĂłnomo y compartido, pero mientras llegamos a Ă©l, cuantos más automĂłviles de combustiĂłn interna sean sustituidos por elĂ©ctricos y más rápido tenga lugar esa transiciĂłn, será indudablemente mucho mejor para todos.
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