Sobre la evasión fiscal, la Guerra de Irak y mi dentista

Pablo Pardo, corresponsal de EL MUNDO en Washington, reflexiona en su blog sobre la  injusticia de un sistema impositivo que afecta a dos clases de contribuyentes de forma desigual: él y su dentista.

Afirma: «Mi reflexión acerca de la ética médica llega después de que mi dentista me haya informado que colocarme un implante me va a salir por 1.600  euros, y que me va a hacer factura, pero que no le puedo pagar con tarjeta, “porque los cirujanos [sic] somos muy raros”. Muy raros y muy defraudadores, según me admitió poco después. Porque la ‘rareza’, obviamente, se llama Hacienda. Una ‘rareza’ extendida entre los médicos—y muchos otros ‘profesionales liberales’—que ejercen su actividad de forma privada en España y cotizan por estimación directa, y no por módulos. Con los módulos, el fraude es mucho más difícil. Con estimación directa, no».

Pardo llega a la conclusión que los que cobran menos pagan más, y los que cobran más pagan menos. O sea, él y su dentista, respectivamente.

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