EspaƱa empuja a sus empresas contra un muro legislativo
Cuatro aƱos de parĆ”lisis polĆtica a nivel estatal pueden hacer creer que EspaƱa ha detenido el rodillo de impresión legislativa. Cuatro ejercicios con escasa actividad parlamentaria, de presupuestos prorrogados Ā«sine dieĀ» y de incertidumbre a futuro. Al fin, este 2020 se ha logrado formar Gobierno. Pedro SĆ”nchez presidente y otras 22 personas en su Ejecutivo -cuatro vicepresidencias y 18 ministerios-. Precisamente lo abultado de esta Ćŗltima cifra da buena cuenta del gusto de nuestro paĆs por los cargos, por emborronarlo todo, por repartir competencias, por hacerlo cuanto mĆ”s complejo mejor. La mĆ”quina legislativa ahora ya vuelve a estar en marcha -necesitada de equilibrios parlamentarios- y con el Consejo de Ministros ya en plenas facultades surge de nuevo la eterna pregunta: ĀæcuĆ”nto mĆ”s queda por regular?
La Ćŗltima referencia en creación normativa la da un estudio elaborado por Juan S. Mora-Sanguinetti y Ricardo PĆ©rez-Valls para el Banco de EspaƱa, a partir de datos del directorio legal Aranzadi: en 2018 se crearon 11.737 normas, mientras que en 1979 la cifra era de 3.012 normas. Casi cuatro veces mĆ”s tras haber transcurrido 40 aƱos. AsĆ, desde la llegada de la democracia se han alumbrado 364.267 normas.
Estas cifras han de analizarse segĆŗn su fuente. En 1979 el 88,6% procedĆan de la Administración Central, frente al 11,3% del nivel autonómico; ahora, el 14,7% proceden de la primera y un 71,8% del segundo. Todo ello explica que buena parte del incremento estas cuatro dĆ©cadas se debe al desarrollo de las regiones. La legislación de las comunidades ha multiplicado por mĆ”s de seis su peso sobre el total; y la local -de ayuntamientos- tambiĆ©n camina hacia arriba. Y esto, lógicamente, tiene consecuencias.
Ā«Un aumento del 1% en el volumen de regulación estarĆa relacionado con un 0,05% menos de empresas en promedioĀ», dice el informe. Por forma jurĆdica, en el caso de las sociedades de responsabilidad limitada el porcentaje sube al 0,12%; pero en el supuesto de personas fĆsicas, ese aumento del 1% de la normativa provoca un 0,06% mĆ”s de empresarios bajo esta figura. En suma, la regulación dificulta generar grandes empresas -que pueden participar en varios mercados geogrĆ”ficos- y favorece las pequeƱas -mĆ”s locales-. Asimismo, el estudio reseƱa que un aumento del 1% de la regulación provoca una reducción de entre el 1,4% y el 1,8% en el capital suscrito por las compaƱĆas de nueva creación.
Sin embargo, hay impacto mĆ”s allĆ” de esas cifras. Ā«El incremento de la regulación provoca una fragmentación del mercado. Es una barrera al crecimiento y la entrada de empresas, ademĆ”s de que provoca un tamaƱo menor de las compaƱĆasĀ», explica Esteban Sastre, director de EconomĆa y Empresa del Instituto de Empresa Familiar (IEF). Por su parte, Alfredo Bonet, secretario general del CĆrculo de Empresarios, incide tambiĆ©n en esa idea y va mĆ”s allĆ”: Ā«La exigencia de excesivo cumplimiento normativo de todo tipo exige a las empresas inversión en recursos; esas horas que se dedican a esto dejan de dedicarse a actividades mĆ”s productivas. En este sentido, aumentan los costes de transacción de las empresas y puede desincentivar la actividad económicaĀ». Asimismo, el impacto no es solo a nivel de las sociedades sino tambiĆ©n para con los ciudadanos. Ā«Hay que abogar por la transparencia, referida por ejemplo a sencillez. Muchas leyes no se entienden y el ciudadano tiene que recurrir a especialistas. Y no hablo solo de leyes sino tambiĆ©n de la comunicación con la administraciónĀ», dice Sastre. A su juicio, la regulación es lo que diferencia, en buena medida, paĆses desarrollados de los que no lo son.
El informe Doing Business, del Banco Mundial, es una referencia para comparar la competitividad paĆs a nivel global. EspaƱa ocupa el puesto 30 de 190 en facilidad para hacer negocios; el 97 en apertura de negocios; el 79 en manejo de permisos de construcción; el 55 en obtención de electricidad; y asĆ sucesivamente. En el Ćndice general -que analiza muchos mĆ”s aspectos, sin relación con las trabas empresariales- nuestro paĆs supera a otros Estados miembros de la Unión Europea. Pero en facilidadades para abrir un negocio estamos por debajo respecto a buena parte de nuestros socios.

Ā«A nivel europeo tenemos dos grandes perfiles normativos. El continental y el anglosajón. En este Ćŗltimo, la constitución de compaƱĆas es extraordinariamente rĆ”pida y las barreras para emprender son muy bajasĀ», destaca Javier Fontcuberta, profesor de Derecho Mercantil de Esade Law School. En el informe Doing Bussiness, EE.UU. estĆ” en el puesto 55 en facilidad para abrir un negocio y Reino Unido en el 18, ademĆ”s de Irlanda en el 23 y Australia en el 7. Este experto aƱade que a los empresarios anglosajones les cuesta mucho entender por quĆ© tenemos en EspaƱa tanta legislación y tan engorrosa. Especialmente en el terreno startup: Ā«Hay un espacio de mejora notable, especialmente para emprender y poner en prĆ”ctica actividades nuevasĀ».
Luis PĆ©rez de Ayala, socio de Cuatrecasas, lleva 30 aƱos en la abogacĆa. Es tambiĆ©n abogado del Estado, con lo que conoce la ley desde Ā«dentroĀ» y desde Ā«fueraĀ». Ha sentido en su trabajo cómo EspaƱa poco a poco se iba complicando. Ā«En los despachos un incremento de regulación genera mĆ”s trabajo y nos obliga a un esfuerzo adicional de estudio y actualización que es prĆ”cticamente imposible en ciertos Ć”mbitos de dispersión normativaĀ», detalla. Y aƱade: Ā«A nuestros clientes extranjeros les produce cierta desazón todo esto porque no entienden que confluyan tantas normas para realizar una actividadĀ».
Cuatro meses de trƔmites
Como ejemplo de la maraƱa, de esta tela que atrapa hasta que se logra poner en funcionamiento un negocio, los trĆ”mites que ha tenido que seguir un vehĆculo de inversión que procedĆa de Estados Unidos. Iniciaron los trĆ”mites para establecerse en EspaƱa a principios de otoƱo y no ha sido hasta ahora cuando han logrado tenerlo todo en regla. Cuatro meses de trĆ”mites, de burocracia, de papeles, para poder establecerse sin problemas. En su caso la razón de esta dilación se ha debido a falta de correspondencia entre documentos de paĆses para la prevención del blanqueo de capitales; un formalismo para el que ya tenĆan en su paĆs de origen todos los papeles, pero la falta de conciliación entre legislaciones lo retrasó todo. Esto en el supuesto de EE.UU., mĆ”s o menos cercano a las normas europeas en ciertos aspectos; no ocurre igual cuando empresarios asiĆ”ticos o africanos tratan de entrar con sus negocios.
Las fuentes consultadas coinciden en la necesidad de simplificarlo todo. Una cierta liberalización en los sectores tradicionales donde -dicen- ya no hay mĆ”s margen. La banca es un caso muy concreto de hiperregulación; ahora, despuĆ©s de la crisis, buena parte de ella proviene de la Unión Europea; de ello se queja precisamente el exgobernador del Banco de EspaƱa Miguel Ćngel FernĆ”ndez Ordóñez en su Ćŗltimo libro, Ā«Adiós a los bancosĀ».
Pese a todo, en algunos Ć”mbitos aĆŗn hay espacio para sacar mĆ”s pĆ”ginas de BOE. Ocurre asĆ en sectores como la economĆa digital, las nuevas formas de trabajo… realidades que hace dos dĆ©cadas no existĆan y que requieren -tal como destacan los expertos consultados- de normativa clara y precisa. Lo que no quiere decir que haya que convertir esos nichos tambiĆ©n en un lioso Ć”mbito de actuación. Ya hay, tal como seƱalaba un informe de CEOE, unas 100.000 normas en vigor, de las cuales dos tercios tienen su razón de ser en las autonomĆas. Estos aƱos la falta de Gobierno ha ralentizado la creación estatal, pero con el Ejecutivo ya en sus funciones se puede activar la mĆ”quina de nuevo a toda velocidad. Ya sea por la vĆa parlamentaria o el decretazo, tan usado y reusado en estos tiempos.Ā