Bankia repartirá su primer dividendo en 2015. Estos son los planes en los que trabaja José Ignacio Goirigolzarri, presidente de la entidad, y su equipo, que esperan poner así el colofón final a la buena racha que vive la entidad. La decisión no está aún formalmente aprobada pues, por imposición de Bruselas, el banco nacionalizado solo podrá remunerar a sus accionistas con cargo a las cuentas de 2014, por lo que habrá que esperar al cierre de este año para obtener el consentimiento final. Fuentes financieras de toda solvencia aseguran, no obstante, que esta es la hoja de ruta marcada por Goirigolzarri y que en la entidad se trabaja de acuerdo con estos objetivos.

La remuneración al accionista no sólo beneficiará a los fondos de inversión, en su mayor parte extranjeros, que recientemente entraron a formar parte del capital de Bankia tras la privatización de un 7,5%. Principalmente repercutirá en las cuentas del Estado que, a través del FROB, es el principal socio de la entidad. Se abrirá de esta forma una nueva vía de recuperación de los fondos públicos destinados a estabilizar el banco y que superaron los 22.400 millones de euros. De cara a la recuperación de estas ayudas, hay que tener en cuenta que BFA no solo tiene la participación del 60,9% en Bankia y sus futuros dividendos, sino que también tiene participadas como Realia o un paquete de en torno al 5% de Iberdrola, que ayudarán al tándem formado por Goirigolzarri y José Sevilla cumplir con el reto de reingresar los fondos públicos.

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En el mercado ya se había especulado con la posibilidad de que Bankia apostara por repartir dividendo y los principales bancos de inversión estiman que se establecería entre 0,1 y 0,2 euros por cada título. Por ejemplo, Morgan Stanley asegura en un reciente informe que la entidad podría comenzar a pagar 0,02 céntimos con cargo a 2014, en línea con las previsiones de los analistas del banco estadounidense Citi y de KBW. Más cautos se muestran, sin embargo, desde Deutsche Bank, que apuestan por que la entidad repartirá un solo céntimo por cada acción.

Lo cierto es que el equipo que lidera Jose Ignacio Goirigolzarri no tiene mucho margen en este sentido, pues la distribución de beneficios entre los accionistas lleva tiempo bajo el más estricto control de los supervisores nacionales e internacionales. Tanto el Banco de España, como el FMI han asegurado recientemente que la máxima prioridad del sector deber seguir siendo reforzar los niveles de capital y una de las vías más eficaces para ello es restringir el pago de dividendos.

El pasado mes de febrero, de hecho, el gobernador, Luis María Linde, decidió prorrogar durante todo este ejercicio los límites establecidos en 2013 según los cuales las entidades no pueden repartir en efectivo más del 25% de su beneficio.

El Banco de España reconocía en su nota que la situación de solvencia del sector financiero español «ha mejorado sensiblemente», pero aseguraba que ante la entrada en vigor de las nuevas normas europeas de solvencia y el examen global de la banca europea en 2014 se considera conveniente «que las entidades perseveren en la aplicación de políticas rigurosas de preservación del capital y de reforzamiento de los niveles de solvencia».