Los bancos centrales prometen emociones monetarias (aún) más fuertes en 2016

 "Un banco central exitoso debería ser aburrido". Esta frase, pronunciada en el año 2000 por Mervyn King, la persona que estuvo al frente del Banco de Inglaterra entre 2003 y 2013, resuena ahora, casi como una condena, entre los muros de los bancos centrales. Si su éxito se mide por su aburrimiento, jamás han sido menos exitosos. Las instituciones monetarias llevan años siendo divertidas; de hecho, nunca lo han sido tanto. La crisis las ha aupado al papel de protagonistas absolutas de la vida económica y financiera mundial. Y 2016 no está llamado a ser, precisamente, el año en el que los banqueros centrales cedan este protagonismo.

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