Lo que es »women friendly» es »people friendly»

Alfons Cornella, presidente de Infonomia y autor de este artículo, rompe una lanza por las mujéres en el trabajo. Destaca el hecho de que, aunque haya cada vez más mujéres en las empresas, la proporción de ellas en puestos directivos es todavía muy pequeña. Afirma que esta situación representa «un enorme despilfarro de talento», sobre todo por el hecho de que en Europa en el año 2030, faltarán unos 30 millones de personas cualificadas. De paso, perfora el viejo globo de que las mujéres dejan el trabajo con el fin de «formar una familia».

Una de las mayores transformaciones sociales durante los últimos 40 años ha sido la incorporación de mujeres al mundo del trabajo remunerado. Sin embargo, el número de mujeres en posiciones ejecutivas es aún pequeño, en todo tipo de organizaciones, en prácticamente todo el mundo. Una nueva corriente de pensamiento y acción en los negocios considera que esto representa un enorme despilfarro de talento. (Este artículo sólo estará disponible en la web hasta el próximo jueves 25 de marzo)

Europa, por ejemplo, sufrirá en las próximas décadas una falta notable de personal cualificado (en 2030, faltarán unos 30 millones), que no podrá suplirse con inmigración de talento, porque los países que eran fuente del mismo ya darán a su gente oportunidades que harán disminuir considerablemente el braindrain de otras épocas. Lo paradójico es que, mientras esto ocurre, la mitad de las mujeres con formación científica y tecnológica de Occidente abandonan voluntariamente sus carreras profesionales hacia los 30 años, con el aparente fin de formar una familia.

En este tema de la presencia de la mujer en posiciones directivas hay mucho «pensamiento convencional» que traiciona la razón. Así, por ejemplo, se tiende a pensar que ese abandono voluntario de las mujeres se produce porque «quieren» formar una familia. Pero cuando se hurga con más detalle en las verdaderas razones, afloran otras más sutiles. Por ejemplo, se evidencia que las mujeres profesionales son, por lo general, poco dadas a las estrategias de «pavo real», más masculinas, que dominan los procesos de promoción en las empresas. Es decir, las mujeres reclaman que su trabajo sea evaluado con criterios basados en el mérito, la productividad, o la competencia, más que en el trabajo de «aparentar» y de «politiqueo» organizacional. Dicho de otra forma, cuando se trata de «subir» en la escalera profesional, la mujer exige lógica, mientras que la organización parece premiar la apariencia.

Ante esto, muchas mujeres se frustran, y es entonces cuando deciden «aprovechar» el momento para tener hijos. Y buscan otras formas de trabajo, más «amigables» para sus necesidades (y para el injusto reparto de roles que se produce aún en el seno de la mayoría de parejas).

Otro «pensamiento convencional» traicionero indica que cuantas menos mujeres trabajen más alta será la tasa de fertilidad de un país. Sin embargo, estudios recientes demuestran justamente lo contrario: en economías avanzadas, donde el coste de la vida es elevado, sólo cuando los dos miembros de la pareja trabajan se pueden permitir tener hijos. Pero para que eso sea posible, para que sea compatible trabajo y familia, las organizaciones deben crear las condiciones para un trabajo más «personalmente» sostenible: menos reuniones, más productividad, mejores herramientas, formas de valoración del trabajo más racionales, gestión por objetivos, etc.

La consecuencia interesante de todo esto es que lo que resulta «amigable» para la mujer acaba siendo amigable para todo el mundo: lo que es «women-friendly» es, en realidad, «people-friendly».

Alfons Cornella, presidente de Infonomia – Publicado en Rethink.es

11 marzo 2010, y en la web de la CEDE: http://directivoscede.com/conocimiento/detail.php?id=2296

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