Liberado un empresario catalán víctima de un secuestro ‘virtual’ en México

 Con solo una llamada de teléfono, unos extorsionadores hicieron creer a un empresario catalán que estaba secuestrado en México y que si su familia no pagaba 60.000 euros (un millón de pesos) le matarían. La denuncia llegó a los Mossos d’Esquadra el pasado 29 de septiembre. El hermano de la víctima, un empresario del Vallès Oriental, del sector de la automoción, denunció que unos hombres tenían retenido a su hermano, que había viajado a México por negocios, y pedían dinero a cambio de su libertad.

El hombre se encontraba en la ciudad de Querétaro con un socio, donde poseen varias fábricas. Después de cenar, él y su compañero se retiraron cada uno a su habitación. En paralelo, los dos hombres recibieron llamadas al teléfono el hotel, supuestamente de la policía de la zona. Les decían que iba a haber una redada en el lugar muy peligrosa, relacionada con el mundo de la droga, que estaban con el gerente, y que lo más adecuado era que abandonasen su habitación y se trasladasen a otro hotel.

Uno de los empresarios desconfió, optó por asomarse a la calle y al ver a una pareja cenando tranquilamente en el restaurante, colgó el teléfono. "Pensó que se trataba de una broma de mal gusto", ha asegurado hoy en rueda de prensa el capitán de la Guardia Civil Álvaro Montero. Pero su compañero picó. Y los extorsionadores le tuvieron 20 horas al teléfono, convenciéndole de que estaban muy cerca de él y que si colgaba el teléfono, le pegarían un tiro en la cabeza.

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Primero, cuando todavía se hacían pasar por policías, le convencieron para que saliese a la calle y tomase un taxi hasta la ciudad de San Juan del Río, a unos 50 kilómetros. Allí reservó una nueva habitación. Una vez dentro cambiaron el tono de la conversación, le aseguraron que eran miembros del Cártel del los Zetas, y le amenazaron con matarle de un tiro si colgaba o si salía de su habitación."El teléfono es tu vida", le dijeron, ha contado el inspector de los Mossos Jordi Domènech, que ha participado también en la operación conjunta, con la policía de México.

En ese tiempo, tres agentes de la guardia civil se montaron en un avión dirección a la ciudad. Ya entonces los primeros indicios hacían pesar que se trataba de un secuestro virtual, en que realmente la víctima no está retenida. Las investigaciones con la policía mexicana llevaron hasta el hotel donde se encontraba la víctima. Cuando los agentes le rescataron, el hombre no podía creerse el engaño en el que había caído, pensaba que se trataba de sus secuestradores, y que iban a matarle.

Realmente, el empresario nunca estuvo secuestrado físicamente. El hombre podría haber salido de la habitación y no habría nadie fuera esperándole. Fuentes policiales aseguran que antes de haber viajado al país vecino, hubiese sido más adecuado ahondar en las investigaciones, puesto que finalmente el empresario no se encontraba retenido. La mayoría de este tipo de extorsiones las preparan presos, según ha contado el capitán Montero, que llaman desde la cárcel con teléfonos móviles. Por ahora se desconoce quienes fueron los autores del engaño, aunque los investigadores creen que deben tener alguna relación con el primer hotel, porque sabían los números de teléfono de sus habitaciones y detalles de su estancia en la ciudad.

Este no es el primer caso de secuestro de este estilo. El día de Reyes, los Mossos intervinieron en el caso de una mujer que trabajaba de esteticista en Acapulco, a la que tuvieron cuatro horas al teléfono, haciéndole creer que o pagaba una deuda de su jefa, o acabarían con ella. El pasado 3 de octubre, otro catalán fue sometido al mismo timo, y su entorno acabó pagando. La Guardia Civil ha intervenido en al menos dos casos similares más, uno en México y otro en Venezuela, y tiene conocimiento de que en Colombia también se cometen este tipo de secuestros virtuales. Los agentes piden que ante una llamada de este tipo se hagan las mínimas comprobaciones, como pedirles un teléfono para contactar con ellos, y que avisen a la policía de su país de origen.

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