La innovación sólo ocurre cuando cambian las prácticas sociales

Escribe Alfons Cornella, presidente de Infonomía para Co-Society.com y recogido en el Boletín Electrónico de CEDE–En su texto Networks of Innovation, Ilkka Tuomi señala que la historia nos enseña que todo proceso de innovación no sigue un modelo lineal sino que consiste en una serie de iteraciones de comunicación (dar a conocer tu propuesta, para que la gente lo difunda en sus entornos), aprendizaje (incorporarlo a lo que sabes hacer) y de interacciones sociales.

En otras palabras, toda innovación tiene una “historia” compleja, en la que hay muchos protagonistas. Uno es el “inventor”, claro está, pero lejos de creer que este es el héroe de la historia, Tuomi pone el acento en que debemos empezar a pensar en que otro de los “héroes” relevantes es el usuario. Porque, en la mayoría de ocasiones, quien decide qué acaba siendo una innovación es quien lo usa: sin usuario no hay innovación, sino sólo un acto creativo que puede acabar siendo estéril.

O sea, la innovación no sólo requiere cada vez más una participación multidisciplinar, porque los productos se nos hacen más sofisticados (tecnología conectada al diseño de emociones), sino que sólo hay innovación cuando la gente (o alguna gente, alguna “comunidad” de usuarios) lo “incorpora” a sus prácticas habituales. En palabras de Tuomi: “la innovación ocurre sólo cuando la práctica social cambia”. Y el protagonista de este cambio es el usuario.

En muchas ocasiones hay una “distancia” notable entre los usos pensados por el “inventor” y los usos que la gente acaba adoptando. Un ejemplo histórico es el de los SMS de móviles: pensado como un sistema para que la operadora telefónica avisara a sus clientes de que tenían mensajes de voz, se ha acabado convirtiendo en un sistema de comunicación social muy versátil.

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