‘Crash tax’, ejemplo de creatividad fiscal

Con su nuevo impuesto sobre accidentes de tráfico Michael Bloomberg, el alcalde de Nueva York, no sabe qué cara poner.

Aunque en Washington se decidiera a finales de 2010 mantener las rebajas fiscales que George Bush puso en marcha, las cuentas se pondrán cuesta arriba para las familias. El problema es que van a pagar de su bolsillo servicios estatales y municipales que antes estaban financiados públicamente o tendrán que hacer frente a nuevos gravámenes para compensar la falta de ingresos. La terrible realidad fiscal ha agudizado el ingenio y el celo recaudador. Por ejemplo en Nueva York el alcalde, Michael Bloomberg, quiere imponer un nuevo gravamen, el llamado crash tax.

La idea es que cuando haya un accidente de tráfico, independientemente de quien lo haya provocado y haya víctimas o no, se va a tasar el servicio que presten los bomberos que acudan al lugar del siniestro. A partir de julio se pasará un recibo a los automovilistas de 490 dólares en caso de que el coche se incendie o sufra otro tipo de incidente si hay heridos. La carga se rebaja hasta 415 dólares si no hay heridos y a 365 cuando se trate de otras incidencias en las que se persone el cuerpo de bomberos, le haya llamado el accidentado o un tercero.
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